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La felicidad verdadera.

Cuando era niña, pensaba que ser adulto y tener la mayoría de las cosas que tenían las actrices en la televisión y además una familia estable, era alcanzar el culmen de la felicidad. A mi alrededor creo que muchos pensábamos lo mismo. Que equivocados estabamos. Luego crecí, crecimos, y comenzamos a cumplir cada una de las metas trazadas, una carrera, una maestría, un trabajo, una boda, una casa, un carro del año, una familia.  Felicidades momentáneas, que si bien nos ponen alegres, sigue faltando algo, siempre sigue faltando algo. Tengo 31 años, a unos meses de cumplir 32, muchos de mis amigos y conocidos están por la misma edad, ya paso la época del cuando sea grande, cuando termine mi carrera, cuando me paguen 30 mil pesos al mes, cuando vaya a Europa, cuando tenga una casa. Ya somos grandes, ya tenemos muchas de las cosas que soñamos, pero falta algo, sigue faltando algo.  Veo a mi alrededor gente exitosa, con un excelente empleo y con muchas cosas que agradecer, y aun así

La historia del milagro más grande de mi vida.

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No sabia cuando iba a contar esta historia que estoy por escribir, sabia que algún día pero no sentía que era el “momento”. Pero hoy, después de haber pasado el postparto y el hermoso caos de los primeros días de un bebé, sentí en mi corazón el deseo de hacerlo.  Todo empieza cuando yo era una adolescente y recuerdo como siempre pensaba que mi más grande sueño era ser mamá, yo no soy de esas mujeres que llegan a los 30 y repentinamente por el reloj biológico sienten deseos de ser mamá, no, ser madre para mi fue un sueño desde que yo estaba muy muy joven.  Soy una persona que siempre ve el lado realista de la vida, digamos que si hay un escenario en donde las cosas pueden salir mal, yo pienso que van a salir mal, así que ese sueño que yo tenia, pensaba que tal vez no sería posible, no tenia ninguna razón para pensar así, pero en mi corazón algo me decía que las cosas no se iban a dar tan facil. Y de hecho no lo fueron.  Muchos años después, llego el momento de casarme con el amor

Carta a mi hija 1.

Hija mía: Estas a menos de dos meses de nacer, de conocer la vida y todo lo que ella incluye. Me gustaría decirte que en la vida todo es bello, que todo son sonrisas, besos y una comida caliente en la mesa. Que todo es parecido a la nieve de chocolate con almendras, dulce, suave y deliciosa. Que todo es bailar por horas y sentir como el alma se pone contenta. Que todo es como un viaje a otro país donde te encuentras con la belleza de la creación de Dios o la belleza de la inteligencia y la creatividad humana que te hacen quedarte muda ante una obra de Van Gogh o de Miguel Ángel. Que todo es como una tarde buena con amigos y buena conversación. Que todo es generosidad , lealtad y honorabilidad. Que todo esto y nada mas que esto hermoso te espera cuando nazcas.  Pero la vida amor mío, no solo se trata de eso, hoy te escribo con el alma profundamente triste por ver y vivir el dolor humano, el sufrimiento, la agonía, la enfermedad que te quita lo que eres y te transforma en alguien

Hace nueve años y cien problemas atras.

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Ayer estaba revisando correos antiguos, me gusta hacerlo de vez en vez para recordar. De filtro de búsqueda escribí: eh_vato, el antiguo y poco formal correo de mi esposo. Me gustan especialmente releer esos correos porque me transportan a los inicios de nuestro noviazgo, hace unos 11 años ya.  Éramos otros, el tiempo o mejor dicho las cosas que vives te cambian, pero ese no es el tema de esta entrada, el tema es un correo en particular con el que me encontré  y que no recordaba haber escrito, el cual llamó mi atención. Corría el mes de julio del año 2009, un época muy difícil para mi y mi familia, y Gerardo mi esposo entonces novio se había ido a una comunidad muy alejada a realizar su servicio social. En ese lugar, llamado Lazaro Cardenas no había ningún tipo de comunicación, salvo un teléfono de tarjeta en dónde el minuto costaba 25 pesos, por lo que  nos comunicábamos solo los fines de semana, cuando él salía de ahí y se iba a Cd. Mante, en donde residía y reside su familia. Es

Solo hay una cosa importante.

Hoy es un día para mi especialmente bonito, esta lloviendo, el cielo esta nublado, el clima esta fresco y puedo oir el canto de muchas aves alrededor de mi casa. El mes de marzo nos ha regalado días así, después de un invierno húmedo y caluroso en mi ciudad, y estoy especialmente contenta por eso. Y bueno días así inspiran muchas cosas, entre ellas, escribir. Es increíble lo que te inspiras  y lo que escuchas cuando estas dispuesta a guardar silencio. Hace una semana decidí como ofrenda al Señor, después de todo lo que me ha dado, retirarme por el tiempo de cuaresma de Facebook y Youtube, dos redes sociales que ocupaban mi mente casi por completo a largo de mi día, aún realizando una actividad diaria, ponía un vídeo y ahí concentraba mis pensamientos. Quise retirarme por 40 días de ese ruido que ocupaba mi mente, y a una semana del proposito me he dado cuenta de varias cosas.  Para empezar es sorprendente el sonido de las aves cantando fuertemente durante toda la mañana, e increíble

Mi historia de amor verdadero. Gerardo y Ofelia.

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Gerardo y yo no debimos de habernos conocido, pero por situaciones extraordinarias lo hicimos. Desde el primer momento supe que era algo especial y pasando los meses me daba la sensación de que iba a ser para siempre. En mi vida nada se ha presentado sencillo, y no podía ser la excepción mi noviazgo.  Cuando empezamos a ser novios nos veíamos solo los fines de semana por cuestiones escolares, él no tenia carro y las condiciones de transporte en la ciudad eran pésimas, por lo que caminaba más de 40 minutos para llegar a mi casa y 40 minutos de regreso para llegar a la de él. No había excusas, desde ahí nos íbamos demostrando que para el amor verdadero, no hay nada imposible. Cumplimos dos años de novios y tuvo que abandonar la ciudad dónde vivíamos para hacer su servicio social medico, a 500 km de distancia, en un ejido alejado de toda civilización, no había señal de nada, ni de Internet, ni de celular. Hablamos 5 minutos cada tres días, por un teléfono que servia de comunicación par

Que hacer cuándo no sabes que hacer.

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A siete días de haber comenzado un nuevo año y a más de 6 meses de no haber escrito nada en este blog, aquí estoy nuevamente. Cada termino de año trato de describir con palabras simples lo que fue y significo para mi el año que paso, y en esta ocasión solo se me ocurrió una palabra: difícil. Fue un año duro, un año de enfermedad crónica y visitas al hospital, de entender que mis planes y proyectos no siempre son los de Dios y que debo aceptar lo que tengo y lo que soy. Hay una frase de mi artista favorita que describe perfectamente mi situación actual: a veces perderse es la mejor manera de encontrarse. Toda mi vida he tenido planes concretos, tenia planeado todo: terminar una carrera, hacer una maestría, irme a vivir a otra ciudad, hacer un doctorado, ser investigadora. Y en mi vida personal: casarme, disfrutar mi matrimonio un año y tener un bebé después, etc, etc. Siempre me ha gustado tener el control de mi vida, plantearme una meta y hacer todo lo posible por cumplirla, saber