La historia del milagro más grande de mi vida.

No sabia cuando iba a contar esta historia que estoy por escribir, sabia que algún día pero no sentía que era el “momento”. Pero hoy, después de haber pasado el postparto y el hermoso caos de los primeros días de un bebé, sentí en mi corazón el deseo de hacerlo. 
Todo empieza cuando yo era una adolescente y recuerdo como siempre pensaba que mi más grande sueño era ser mamá, yo no soy de esas mujeres que llegan a los 30 y repentinamente por el reloj biológico sienten deseos de ser mamá, no, ser madre para mi fue un sueño desde que yo estaba muy muy joven. 
Soy una persona que siempre ve el lado realista de la vida, digamos que si hay un escenario en donde las cosas pueden salir mal, yo pienso que van a salir mal, así que ese sueño que yo tenia, pensaba que tal vez no sería posible, no tenia ninguna razón para pensar así, pero en mi corazón algo me decía que las cosas no se iban a dar tan facil. Y de hecho no lo fueron. 
Muchos años después, llego el momento de casarme con el amor de mi vida. Tenia yo 25 años, y me encontraba estudiando la maestría lejos de mi ciudad de origen, no era el mejor momento para un embarazo, sin embargo de acuerdo a mis convicciones religiosas y a mi más grande sueño decido no tomar anticonceptivos, me emocionaba la idea de en cualquier momento podía llegar. Se llega el primer aniversario de matrimonio y el embarazo no llega, un par de meses después me diagnostican lupus, una enfermedad que cuando está activa, es muy poco compatible con el embarazo. Una de las primeras preguntas que le hice al doctor fue,  ¿me puedo embarazar? A lo que me responde: en este momento no, no es seguro para ti, ni para un bebé. 
Me recetan muchos medicamentos para controlar la enfermedad, uno de ellos muy agresivo que me iba a impedir embarazarme (lo cual era un efecto colateral, no la razón por lo cual lo tomaba). Al yo saber esto, entre en una gran crisis que duro un par de años, me enoje con la vida, me enoje con Dios, mi corazón se alejo de Él. No entendia nada, me estaba sucediendo a mi, y no entendía ¿por que a mi? Yo que le había entregado mi vida a Dios, mi niñez, mi adolescencia, mi juventud, que le había servido tanto y de tantas formas. En ese proceso de entender todo, y de alejarme de él, me perdí, me perdí a mi misma y fue un proceso muy duro. Veía a las mujeres de mi alrededor teniendo bebés y yo moria de tristeza por dentro porque pensaba que eso no me sucedería a mi. Pasan los años, y después de vivir muchas cosas, entre ellas una forzada renuncia al trabajo por que la enfermedad estaba atacando duro, el Señor después de buscarme y buscarme tanto, me encuentra y me regala una gracia muy grande. Vuelvo a Él, de una manera única y total. Ahora de verdad le entregue mi corazón completo, y Él, lo sano, lo restauro y le devolvió la vida.
Yo empiezo a mejorar muchísimo con la cuestión del lupus y los doctores me retiran la mayoría de los medicamentos, entre ellos ese agresivo que me impedía embarazarme. Aun así, después de 5 años de matrimonio, el embarazo no llegaba. En mi oración siempre estaba ese deseo, Señor, quiero ser mamá. 
Pero no se cuando, ni como, decidí abandonarme por completo a Él. Decidí que su voluntad siempre seria mejor a la mía. La palabra de Dios dice en Romanos 8, 28 que todo obra para bien de los que aman a Dios, y decidí creerlo con todo mi corazón. Ahora sabia que si no sucedía, que si yo no podia ser mamá, entonces seria lo mejor para mi vida y estaba bien con eso. No saben la paz profunda que llega cuando decides abandonarte en Dios. Es curioso porque uno sigue anhelando las cosas pero con paz, sin desesperar, uno sigue poniéndose triste de vez en cuando, pero siempre vuelve la calma y paz. 
Llega un momento que ahora al volver atrás creo que fue muy importante, la hora santa del 31 de diciembre del 2017. En esa noche le volví a entregar mi deseo a Jesús, ahi de rodillas, le dije: tú conoces mi deseo, el deseo mas profundo de mi corazón, y también sabes que estoy confiada a tu voluntad, pero te pido que si es tu voluntad que yo sea madre, que sea en este 2018 que esta por iniciar. 
Pasa el primer semestre del año, y el embarazo no llegaba. Llega julio, y pasan 43 días sin que mi periodo llegue y mi corazón se ilusiona, hago una prueba casera y está resulta negativa. Me puse muy triste, en ese momento estaban decidiendo si aprobar una ley pro aborto en Argentina y lloraba intensamente por todas esas mujeres que tenian la oportunidad de ser madres y decidían abortar. Así, con lagrimas, rezo el rosario, y le digo a Maria que me ayude, que me quite la tristeza y que le lleve mi deseo a Jesus, pero sobre todo que me siga ayudando a dejarle toda mi vida en sus manos. Es increíble como Maria nos consuela en los momentos de tristeza profunda, porque me llego de nuevo la paz y la esperanza y seguí así con mi vida. 
Llega noviembre del 2018 y mi esposo y yo decidimos ir  a revisión medica a averiguar que pasaba con nosotros y porque no llegaba el embarazo, nos sugiere estudios a cada uno, y me indica a mí que lo debía realizar tres días después de mi periodo, ese periodo nunca llego, el 12 de diciembre nos enteramos que el milagro había sucedido, que las plegarias habían sido escuchadas, que todo habia valido la pena, que el Señor es fiel y que habia permitido un embarazo en mi, sin ningun estudio y sin ningún tratamiento medico. 
¡Que grande es Dios! 
Para mayor regalo nos enteramos en una fecha muy especial, el día de mi mamita de Guadalupe, sin duda alguna, ella había intercedido por mi. Dios me había escuchado, y fue en el 2018. 
Mi embarazo fue sano y perfecto, sin absolutamente ninguna complicación, a pesar de mis temores y dudas porque sabia de mi condición enferma, Grettel de María, llego perfectamente sana. 
Hoy por la mañana la vi sonreirme, y me dieron ganas de llorar de alegría, de felicidad y de amor. 
Dios me ama, Dios nos ama, y una prueba de ello es la chiquita que esta a mi lado. 
A pesar de mi diagnóstico, a pesar de mis dudas, a pesar de mi misma, Dios obró. Y no puedo describir con palabras lo agradecida que estoy con Él por todo lo que ha hecho en mi vida. 
Dios es fiel.
No se lo que estes pasando por tu vida, pero quiero decirte que lo mejor que podemos hacer, es abandonarnos en su voluntad, no aferrarnos a un deseo, no querer ser dioses de nuestra vida, sino dejarlo a Él ser nuestro Dios. Él va actuar para bien, siempre. 
Ahora no se lo que nos espera a mi familia y a mi, pero sin duda alguna puedo decir que lo que suceda, esta en manos de Él, y no puede estar en mejores manos.

La Gloria a Él, ayer, ahora y siempre. 

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